Fotografía que muestra la destrucción provocada por el bombardeo en uno de los salones principales de La Moneda.
Dame un pucho – dijo el conscripto - . No he fumado en todo el día-
- ¡Nada de cigarros! – Gritó un suboficial, a cierta distancia -. ¡Mi general dijo que ni una luz!
- Acurrucados en el portal de La Moneda, los soldados del blindado N° 2 tenían una larga y lúgubre madrugada por delante. Había pasado la medianoche del 11 de septiembre de 1973, y en los patios del palacio presidencial todavía humeaban algunos restos. Las maderas derruidas crujían una y otra vez y el aire estaba invadido por el olor penetrante de la ceniza mojada. Los bomberos se habían retirado poco antes y el edificio estaba solo, mudo herido, al cuidado de un centenar de jóvenes cansados y nerviosos.
- ¡Nada de cigarros! – Gritó un suboficial, a cierta distancia -. ¡Mi general dijo que ni una luz!
- Acurrucados en el portal de La Moneda, los soldados del blindado N° 2 tenían una larga y lúgubre madrugada por delante. Había pasado la medianoche del 11 de septiembre de 1973, y en los patios del palacio presidencial todavía humeaban algunos restos. Las maderas derruidas crujían una y otra vez y el aire estaba invadido por el olor penetrante de la ceniza mojada. Los bomberos se habían retirado poco antes y el edificio estaba solo, mudo herido, al cuidado de un centenar de jóvenes cansados y nerviosos.
La Historia Oculta del Régimen Militar.
Ascanio Cavallo, Manuel Salazar, Oscar Sepúlveda.
Noviembre. 1989
Los restos mortales del Presidente Salvador Allende son enviados al Hospital Militar
Cae la tarde y no hay noticias oficiales acerca de la suerte corrida por el Presidente Allende. Se sintonizan radioemisoras extranjeras y los rumores corren de boca en boca. El silencio de la noche se interrumpe con frecuencia por ráfagas de metralletas en todos los barrios. Se cuenta solo con noticias oficiales difundidas por cadena nacional de radioemisoras. Los servicios esenciales (agua, luz, gas) no son interrumpidos.
El país ignoraba en ese momento que el cadáver del ex Presidente Allende había sido retirado en una camilla desde el interior del Palacio gubernamental, cubierto con un choapino boliviano. Sólo el miércoles 13, a las tres de la tarde se informó escueta y oficialmente:
"A las 13.50 horas del martes 11 de septiembre por intermedio de Fernando Flores y Daniel Vergara, Salvador Allende ofreció rendirse incondicionalmente a las fuerzas militares.
Para los efectos se dispuso de inmediato el envio de una patrulla, cuya llegada al Palacio de La Moneda se vio retrasada por la acción artera de francotiradores apostados especialmente en el Ministerio de Obras Públicas, que pretendieron interceptarla.
Al ingresar esa patrulla a La Moneda encontró en sus dependencias el cadáver del señor Allende.
Una comisión de los servicios de Sanidad de las Fuerzas Armadas y de Carabineros y un médico legista constataron su deceso.
Al mediodía del miércoles 12 de septiembre se efectuaron sus funerales privados, acompañados por la familia".
Posteriormente se informó que el ex Presidente había sido sepultado en la tumba familiar en el cementerio Santa Inés, de Viña del Mar. Hasta Valparaíso, sus restos, acompañados por su viuda, hijas y otros parientes, fueron trasladados en un avión de la Fuerza Aérea de Chile.
Revista VEA, Número 1785
28 de septiembre de 1973.
Santiago de Chile.
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