sábado, 3 de enero de 2009

BORRANDO LA GUERRA

El trabajo de limpieza y remoción demoraría varios días. Incluso un auto alcanzado por un obús en la Plaza de la Constitución, permaneció en el lugar como objeto de curiosidad.
Pero pronto los asesores civiles comenzaron a hacer notar la necesidad de borrar las imágenes de guerra.
Los rastros del combate, las huellas de las balas y los incendios eran contraproducentes y podían contribuir a la ya perfilada “campaña internacional” contra el naciente “régimen militar”. La orden de la Junta Militar, que gobernaba desde las oficinas del Ministerio de Defensa, fue despachada con la forma de un oficio, que de inmediato se hizo público. Pero el Ministerio de Defensa no era un lugar apropiado para las tareas de gobierno. Se pensó en el edificio que había servido de sede a la reunión de la UNCTAD III, y el nuevo edificio de gobierno fue llamado: Diego Portales.


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